"La ejecución de Lady Jane Grey" de Paul Delarroche. Pintado en 1834. Origen: El Poder de la palabra. |
Una joven acude a su trabajo de camarera como todos los días.
Es el día después de la reforma laboral. Pese a todo está tranquila. Esta calma
se rompe a la hora de salir, cuando su jefa le entrega una carta. En ella, reza
una lacónica nota mandándola sutilmente a la calle, pero eso no es todo; su
indemnización se ha reducido a la mitad de lo que hubiera sido hace dos días.
Otro joven acude a firmar el paro
con renovada ilusión. Lleva dos años sin empleo y mantiene a duras penas la
hipoteca de su casa y el cuidado de su hija, gracias a la ayuda familiar. Pero
ha leído que la reforma laboral va a generar nuevas oportunidades para los
parados y que empezará a crear empleo. Pierde la esperanza conversando con el funcionario
de la ventanilla, que le indica que lo único que se prevé es facilitar el
despido y hacer más llevadera la labor patronal. Nuestro muchacho da con una
persona sincera y honrada, que no ha querido engañarlo y él agradece la falta
de tapujos.
Es el drama laboral de la juventud.
Alrededor del 46% de los jóvenes en todo el Estado se encuentran en paro. De
este dato estremecedor, Canarias se encuentra a la cabeza. Nuestros jóvenes
también soportan la cifra más alta del Estado en cuanto a contratos precarios.
La última reforma laboral del gobierno español, no ha hecho sino hurgar en una
herida ya muy profunda.
Somos jóvenes y entendemos los
problemas a la hora de acceder a un trabajo decente. No se valora la formación,
el estudio o la diligencia. Solo vale el balance de cuentas. Trabajamos en
condiciones precarias y además vivimos amenazados porque dejemos de ser
rentable y nos despidan. Ahora “los populares” no solo no le han quitado la
pistola al empresariado, sino que además les han dotado de tanques de guerra
para asustar. Nuestra ejecución laboral es inminente.
Periodismo de Análisis y de Opinión, 3º, 2012.
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