lunes, 19 de noviembre de 2012

Si no pregunto, no sales


Tenemos la tendencia involuntaria de colocar al periodista como el responsable de fomentar  la buena comunicación entre políticos y periodistas. Sin embargo, a veces al comunicador le es más difícil informar, por los obstáculos que el político de turno interpone. Las ruedas de prensa sin preguntas, la marcha ante la pregunta comprometida del periodista o las imágenes de actos políticos editadas por el propio partido, dejan al periodista como mero recopilador de declaraciones. Esto ocurre por el interés de la clase política de controlar la información y no de prestar el testimonio para que la ciudadanía esté verdaderamente informada.
Fuente: Público

Los políticos españoles están cogiendo el hábito de hacer ruedas de prensa sin opción a la pregunta del periodista. Ante esto, ¿qué hacen los profesionales? Algunos, como el director de “El Correo Gallego”, lo tienen claro: “Hace tiempo que hemos tomado la decisión de no acudir a las ruedas de prensa en las que no dispongamos de la capacidad de hacer preguntas al convocante”. Ante este problema, se creó una plataforma llamada “No sin preguntas”. A través de esta iniciativa, se enviaba una carta a buena parte de los medios de comunicación, para que se negaran a trabajar si no se podían hacer preguntas.

Pese al esfuerzo y empeño que pusieron, no consiguieron cambiar la dinámica, pues se siguen celebrando ruedas de prensa sin preguntas. Un gran aficionado a esta práctica, es Mariano Rajoy, que empezó su actual legislatura con una rueda de prensa en la que los periodistas no intervinieron. Los últimos en seguir con este dudoso ejemplo de transparencia, fueron Ana Botella, ante el caso del Madrid Arena y Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre la Huelga General del 14 de noviembre pasado.

No es difícil adivinar que esta “moda” está dejando en un papel secundario al periodista crítico. Aquí el elemento adversarial no lo impone el periodista, sino que lo cultiva el político, entorpeciendo el trabajo del profesional de la comunicación y creando hostilidades, que no tendrían por qué darse. Además, con esta actitud dejan claro que pretenden un control de la información y no una labor comunicativa, incluso faltando el respeto a los comunicadores con un comportamiento de estas características.

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