Un periodista es ante todo, un experto de la comunicación. Debe utilizar los recursos necesarios para comunicar lo que desea en ese momento, desde un punto de vista pretendidamente objetivo e intentando crear opinión.
El periodista actúa como los ojos del receptor de dicha información. El lector, televidente, radioyente o internauta que sigue cada noticia, está totalmente fuera del conocimiento de lo que cuenta el periodista. Es por eso que su fiabilidad en él es muy grande, aunque no ciega. Alguien que recibe información periodística en el siglo XXI, sabe perfectamente de la subjetividad del que narra la información, tanto por la recopilación de sus distintos trabajos como por la orientación del medio.
También el periodismo se puede considerar como labor social. Un periodista debe ser riguroso, serio y principalmente tener un gran aprecio por mejorar el mundo y denunciar las cosas malas que pasan. A la vez que supone una responsabilidad, es un trabajo gratamente satisfactorio, sobretodo para el profesional con la conciencia tranquila que intenta con su labor, poner al alcance del consumidor una herramienta para entender y mejorar a la vez este mundo.
La profesión de periodista corre algunos riesgos en estos tiempos que corren. Empresas, clubes deportivos, entidades de todo tipo, etc, requieren cada vez más la presencia de un experto en comunicación, o sea un periodista. Aunque a nosotros nos abre un mayor campo profesional, también puede suponer una pequeña prostitución de la profesión. Cuando un periodista del gabinete de prensa de una empresa habla, obviamente siempre va a defender a dicha empresa, aunque su actitud sea reprochable. Digamos que es la misma violación de la profesión que puede sufrir un abogado que tiene que defender un asesino. Entrar o no en esos campos ya depende de la catadura ética de cada individuo.
Bien es cierto que estos riesgos se pueden presentar igualmente, cuando un periodista trabaja para un medio con una determinada línea de trabajo o de ideología. Hoy en día poderosas empresas controlan los medios de comunicación, sabedores del enorme poder que supone controlar la información. Resulta difícil así ejercer una profesión que requiere de independencia y gran juicio crítico. Es más, el periodista honrado e indomable que va en busca de desentrañar la verdad, está más que nunca en peligro de extinción. Sin embargo, nosotros que formamos parte de las nuevas generaciones, tenemos el deber de seguir dignificando esta hermosa profesión.
Fundamentos del periodismo, 1º, año 2009.
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