lunes, 9 de enero de 2012

El efecto tercera persona y las elecciones del 20-N




El efecto tercera persona se suele dar con mayor frecuencia en las personas con un nivel intelectual más alto. Suele suceder que muchos alumnos universitarios o personas políticamente activas, te hablan del efecto que produce la información en la ciudadanía. Sin embargo, se eximen de esta influencia, algo que no me parece del todo cierto, pues tod@s estamos influenciados por las informaciones de la prensa de mayor o menor medida.


Por ejemplo, con las recientes erupciones volcánicas en la isla de El Hierro, mucha gente en Gran Canaria (donde vivo), hablaba de cómo se le inculcaba miedo a los herreños con mucha información sobre lo que podría pasar como consecuencia de este fenómeno. Pese a esta crítica abierta, ellos se mostraban reacios a viajar a la isla de los bimbaches, ante mi postura de configurarme como abogado del diablo. ¿Cómo puede alguien pensar que los demás están más influenciados que él, cuando esa persona solo tiene noticias de la situación a través de los medios y toma la misma actitud que critica y que considera que están imponiendo? Es la contradicción en sí misma de este efecto tercera persona.

En los sucesos acaecidos entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, vemos con una claridad meridiana la gran influencia de los medios para cambiar el rumbo de algo ya casi decidido. Los medios de la izquierda institucional, como SER o El País, se dedicaron a dar a conocer las mentiras del gobierno de la derecha, empecinada en adjudicar la autoría del atentado a una banda que a la vista de los acontecimientos, no participó. Por otro lado, los medios de la derecha, especialmente El Mundo, buscaban pruebas para culpar a ETA y denunciaban la violación de los afines al PSOE de la jornada de reflexión. En esta guerra abierta por la preeminencia en la información, los efectos han durado hasta mucho tiempo después, pues durante años El Mundo buscó pruebas para culpar a ETA de aquel atentado y declarar ilegítima la victoria de Zapatero. Por lo tanto, la revisión de lo que se observa en los medios de comunicación, que muchas veces se niega por parte de los sufridores del efecto tercera persona, en este caso se evidencia innegable.

En vista de las elecciones del 20-N, ya se ha iniciado desde hace mucho la guerra mediática. Mientras el PSOE está totalmente desprestigiado y es incluso criticado por la prensa afín, el PP se presenta a sí mismo como "el cambio", sin hacer casi propuestas electorales. A esto se une una especial beligerancia de la prensa de derechas, que en muchas ocasiones antepone la victoria del PP y la desacreditación del PSOE, al sentido común. Pero en los medios, ni siquiera el sentido común es universal.

Y eso lo demuestra la noticia que saltaba el pasado viernes: ETA dejaba la violencia armada. En principio este era el ansia de buena parte de la opinión pública y como no, de la prensa. Sin embargo el tratamiento es dispar, como podemos observar en los titulares de cada uno de los periódicos:

- EL PAÍS: "El fin del terror".
- ABC: "ETA ni se disuelve ni entrega las armas". Califica el gesto como "insuficiente".
- EL MUNDO: "ETA alardea de sus asesinatos y emplaza al gobierno a negociar".
- LA RAZÓN: "ETA cesa su actividad armada, sin entregar las armas". En la contraportada reproduce un recuerdo a las víctimas.
- LA VANGUARDIA: "ETA deja las armas". Sin embargo remarca que no entrega las armas.
- LA GACETA: "Mil asesinatos después, ETA ni se disuelve ni entrega las armas".
- EL PERIÓDICO DE CATALUNYA: "ETA claudica".
- PÚBLICO: "Agur, ETA".
- EL CORREO: "¡Por fin!: ETA anuncia el final de la violencia".

La disparidad de criterios a la hora de analizar un hecho como objetivo como es el final de la violencia por parte de un grupo armado, es más que evidente. Según mi punto de vista, la guerra de la información de cara a las elecciones del 20 de noviembre, se pone en marcha en este punto y con estos postulados sobre la mesa. La prensa de la izquierda institucional, pretende sacar rédito de esta consecución, mientras la prensa de derechas quiere que este gesto sea visto como insuficiente. Significativa es la afirmación del candidato del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba: "En el PP hay sectores que llevan mal el fin de ETA".

En cualquiera de los casos, este hecho influirá en los votos de cara a las próximas elecciones generales de varias formas:

- El PSOE justifica su política de diálogo con la izquierda abertxale.
- El PP que siempre se ha querido erigir como el partido que más ataca a ETA, ve como durante el gobierno del PSOE es cuando se consigue el paso definitivo. Quizá los indecisos ataquen al Partido Popular su política intransigente con ETA o quizá valoren al PP como el tradicional baluarte de seguridad que suele tener la derecha.
- Bildu y en general el nacionalismo vasco, pero particularmente la izquierda abertxale, pueden verse beneficiados por el pequeño lavado de la imagen de violencia que se les había colocado, mientras duró la violencia armada.

El efecto tercera persona jugará un papel importante en lo que queda de campaña. Los sectores más preparados y críticos, negarán toda la influencia en ellos de lo que anteriormente he descrito, pero como seres humanos comunicativos, deberán aislarse si no quieren contagiarse de estas ideas. Empero, emprenderán un camino de crítica social por la percepción de que estos planteamientos inciden en la capacidad decisoria del común de los mortales.

(Participación en el foro de la asignatura).

Opinión Pública, 3º, 2011.

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