martes, 30 de octubre de 2012

La bicicleta y el progreso


Fuente: Mirada en blanco y negro.
Cuentan que una bicicleta surcaba perdida por los caminos de la cumbre. Había sufrido un ataque de amnesia y solo recordaba que vivía en un lugar con mucho bullicio, cuyo camino no recordaba para volver. Al llegar a lo alto de una montaña se paró y divisó el paisaje. Desde allí observó el Roque Nublo, el Roque Bentayga o el Carrizal de Tejeda. Le pareció una vista maravillosa. La bicicleta estaba acostumbrada a ver el asfalto y la soledad de la ciudad. Se dio cuenta en ese momento que nunca había mirado con tanto interés. Ensimismada, decidió recostarse en una roca donde durmió durante dos días. Por allí pasó un pastor en su quehacer diario:
-          ¿Necesita algo amiga? - preguntó.
La bicicleta se desperezó y miró al cabrero con cierto asombro. Entonces recordó uno de sus sueños:
-          Quiero que me lleve a ver el pueblo donde vive. Quiero conocer a la gente que disfruta este entorno.
El pastor atendió su demanda y la llevó a su zona de residencia, situada cerca de una montaña alta. Allí la bicicleta se sorprendió al ver que solo vivía gente mayor, que parecían conocerse como si fueran familia. Entonces le preguntó al cabrero por qué en un lugar tan estupendo como aquel quedaban tan pocas personas.
-          Todos se han ido para las ciudades – contestó – unos por obligación, otros por trabajo y otros por gusto. Aquí solo quedamos los que vivimos de la tierra.
La bicicleta recordó la miseria que había visto en la ciudad últimamente y en ese mismo momento vio numerosos terrenos con mala hierba en el barranco y preguntó:
-          ¿Cómo es posible que aquí haya tantas posibilidades para la vida y la gente se hacine en las ciudades a vivir de manera precaria?
-          Dicen que eso es el progreso, querida amiga, pero yo no entiendo de eso.
Desde ese momento, la bicicleta se dio cuenta que había encontrado su lugar de residencia. Cambió la comida preparada por la producción de alimentos, el asfalto por los caminos de tierra, los paseos por avenidas por las subidas a lo alto de las lomas para ver el paisaje y el ruido por el canto de los pájaros. Cuando recuperó la memoria, se dio cuenta que había vuelto a sus orígenes.

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