Por Raúl Vega
Título:
Ansite.
Dirigida
por: Armando Ravelo Intérpretes: Iriome del Toro (Bentejuí), Ruth Armas (Guayarmina), José Antonio
González (Faya), Maykol Hernández (Fernando Guanarteme), Antonio de la Cruz
(Aja).
Nacionalidad:
Canarias Duración: 27 min. Género: Histórica.
La consideración a la
historia antigua de Canarias no suele tener término medio. O genera el
desprecio más absoluto, por pensar que ese pasado es bárbaro, falto de glamour,
inútil o atrasado o por otro lado, es un reclamo continuo para idealizar sus
formas de vida, dándole un halo mítico y casi mágico. “Ansite” consigue
interesar a los primeros y contentar a los segundos, con ingredientes sumamente
atractivos y sin ser ni una cosa ni la otra.
“Ansite” exalta el heroísmo
de Bentejuí y de los alzados que resistieron en esa fortaleza sureña, pero no
cae en el revanchismo fácil de hundir la figura del “traidor” Fernando
Guanarteme. El film de Armando Ravelo en cambio, emociona. Un pueblo perece
ante el asedio de los conquistadores y se ven en la difícil disyuntiva de
alimentarse o resistir, de obedecer a su antiguo guanarteme o al nuevo y
valiente defensor de la isla, de cambiar de modo de vida o vivir como habían
vivido desde hacía siglos. Es fácil encoger el corazón al ver al gigante Aja
con lágrimas en los ojos e inmune a una piedra lanzada por Bentejuí, al
ordenarle el guanarteme que vaya con los conquistadores. Antonio de la Cruz
inunda la pantalla, con una interpretación absolutamente arrolladora.
Ravelo muestra una historia
sucedida en Canarias y hecha en Canarias. Sin embargo el espíritu de la
película es mucho más universal, sin caer en el desprecio a lo autóctono y el
acercamiento a las teorías de la globalización, en la que caen algunos
desfasados “ciudadanos del mundo”. Cada minuto de la película muestra un
sentimiento comúnmente humano: aferrarse a su tierra, a su espacio y a su forma
de vida, arrebatada por la violencia de un poder extranjero. La identificación
del espectador con la historia es instantánea, independientemente de donde
proceda.
El director del
cortometraje, que aspira convertirse en largo, no se cansa de comentar el
compromiso de todo el plantel de la película. Habría que añadir a esa
implicación, la calidad de su equipo técnico y artístico. Impactante es la
moderada tristeza que muestra Maykol Hernández en el papel de Fernando
Guanarteme. Hasta los más acérrimos críticos del firmante del Pacto de
Calatayud, se enternecerían ante la evidente preocupación que desprende el
personaje. Iriome del Toro por su parte, presenta el perfil idóneo de un héroe
de película épica y encarna a un Bentejuí preocupado ante la inminente derrota
de su pueblo.
El film de Armando Ravelo es
un auténtico regalo para un pueblo condenado a la amnesia colectiva. Recordar
en Canarias es un ejercicio de sublevación y más si puede generar puntos de
vista a los que no nos han enseñado a atajar. Nos hablaron de Alonso Fernández
de Lugo y nos ocultaron sus matanzas, nos expusieron como figura victoriosa al
lejano Cid Campeador o nos llegaron historias de luchadores épicos como el
escocés William Wallace. Pero pocos fueron los que nos resaltaron historias de
indígenas como Bentejuí, un héroe canario que prefirió morir a someterse.
* Extraído del libreto de la Iª Ruta de los Alzados.
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